Tuesday, August 03, 2010

El periodista y la responsabilidad profesional

Y es que ser periodista implica más que solo recibir la información de la fuente, pro-cesarla y transmitirla al público. Ser periodista implica tener presente que la credibili-dad personal y profesional están ligadas de manera tan intrínseca, que disolver ese vínculo es sólo posible abandonando ya sea la vida privada o el ejercicio de la profe-sión. Algo bastante difícil para quien el ejercicio del periodismo es su vida misma.
Recientemente en una conferencia de carácter formativo, el periodista, y politólogo, Stephen Coon, daba valiosas lecciones sobre responsabilidad profesional, las cuales, por supuesto, no fueron dichas con palabras que cualquiera en ese momento pudiera captar y más tarde olvidar.
Las lecciones vinieron durante la conferencia que versaba sobre la cobertura pe-riodística en una campaña electoral. Fue durante una pregunta que alguien hizo al conferencista para conocer su opinión personal sobre la utilización de las redes sociales en la web que vino la primera lección en una advertencia-ejemplo: ”hace poco una periodista fue despedida, por expresar su opinión personal en una de las redes sociales,” dijo Coon “opinión expresada como individuo y no como profesional, lo que nos hace recordar que el periodista en su calidad de personaje público no tiene vida privada y todo lo que diga o haga en su tiempo libre repercutirá en su vida profesional”.
Por lo mismo es de entender que los que aman su intimidad de manera extrema no sirven para este oficio. La segunda lección vino sin quererlo, cuando al final del evento en el tiempo de preguntas y respuestas uno de los estudiantes gritó: “finish” a lo que Coon respondió: “¿Quién dijo eso?”, y ante la renuencia total del público a delatar al culpable, Coon preguntó: “¿Es usted un cobarde?”, eso, unido al silencio casi general y a los susurros casi palpables que parecían más oprobiosos que la pregunta bastaron para que el estudiante se levantara y dijera: “yo fui”. Coon respondió con una broma: “Señor, déjeme decirle que yo conozco a su familia” lo que hizo reír a los concurrentes.
Acá estuvo la segunda lección, pero creo que muy pocos la entendieron y ésta es: El periodista, por ética profesional, debe dar la cara y el nombre y no como lapidario anónimo, lanzar la piedra desde la multitud y esconder la mano. Lo que nos lleva a considerar que antes de hacer un comentario o pregunta se debe pensar muy bien lo que se dirá o preguntará para evitar caer en laberínticas salidas explicatorias o enre-darse en la interrogante y no obtener por ello la respuesta. Sea como fuere las dos lec-ciones se resumen en una sola palabra que no sólo atañe a los periodistas en particu-lar sino a todos los profesionales de todos los campos del actuar humano y ésta es: Responsabilidad. Simple y sencillamente: RESPONSABILIDAD.