Monday, March 31, 2014

Winds of Change

Es domingo, 1:30 de la madrugada y yo no puedo dormir, no quiero hacerlo, no sé si querer o no. El jueves recibí una noticia terrible, de hecho fueron dos, la primara una causa, la segunda una consecuencia. Y desde entonces no puedo pensar con claridad y dentro de mi pecho se agitan corrientes de incertidumbre.
Despedida_amarga
Justo ahora comenzó a sonar Winds of Change de la banda Scorpions y por fin tuve ánimo para escribir, por fin, pensando en que parece que sobre mi vida soplan ya vientos de cambio, de confusión, de caos, que no sé si cambiaran mi vida para bien o para mal, para ventura o desventura, lo que sé ahora es lo que siento y lo que siento es que no será nada bueno; si me equivoco o no, lo sabré hasta mucho tiempo después. Había estado deseando hacerlo desde el jueves pero algo me obligaba y me obliga a distraerme en cualquier otra cosa como tratando de que la realidad cambie si la ignoro. Pero no cambiará y quiero llorar y he soltado algunas lágrimas pero me contiene mi propia naturaleza. Sé que lloraré y lloraré amargamente dentro de unos días, siempre me pasa lo mismo, siempre es igual, siempre soy el que parece frío e insensible, el inalterable, el que soporta el golpe del vendaval y el azote de la ola, el que incluso sonríe.
[Suena You and I, también de ellos]
Pero en verdad lo que sucede es que me cuesta procesar las emociones que me abruman de manera masiva. Y sólo después de unos días ‎–‎cuando ya todos están tranquilos‎–‎, es cuando yo comienzo a llorar copiosamente y a solas, puesto que, como el dolor de los otros ya pasó, acaban viéndome mal y considerándome débil y exagerado. Quisiera decirles que ellos lloraron también, pero lo negaran, porque cuando lloraron, lloraron juntos y las lágrimas en sus ojos les impidieron ver las lágrimas en los ojos de los demás. Yo en cambio sí que las vi.
Ni siquiera puedo decir por qué voy a llorar. Sólo puedo decir que es una pérdida absoluta que me ha dejado la sensación de vacío. Es una pérdida que se repite y por los mismos días de la vez anterior. Ésta puede que sea definitiva y parece como si de pronto, el camino por el que transito se borrara frente a mi ojos y debajo de mis pies. Y quisiera poder descargar todo el sentimiento que empezó a acumularse en mi cuello el jueves por la tarde en un solo fuerte y desgarrador grito de hombre. (Ahora me doy cuenta que la canción que suena es Still Loving You, de la misma banda) Pero algo me contiene. Nuevamente vuelvo a sentir una desolación monstruosa en mi alma y quisiera no sentirla, quisiera prender fuego a mis ropas para que se quemen con esta carne en la que el dolor se acumula y que se queme de paso mi alma que ya comienza a agonizar y que pasará los próximos dos, tres y  hasta quizá cuatro años sufriendo hasta que comience a apaciguarse esta sensación horrorosa.
Aún espero que se llegue el lunes y que pueda tener aunque sea el consuelo de una despedida, pero algo en lo profundo me dice que no será así. “There is a house in New Orleans, They call of the Rising Sun…”, y esas palabras con fuerte acento alemán me sacan de mi introspección y por un momento me distraigo y pienso que no sabía que ésta banda tuviera una versión de esa canción gringa, y me parece raro y creo que a lo mejor no son ellos, pero recuerdo el tono grave y lúgubre de la canción y entiendo que el vocalista no use los tonos agudos que suele usar ni las notas altas que tan bien le quedan a su voz. Y ya estoy distrayéndome otra vez de lo que estaba pensando antes. Sé que llegará lunes y llamaré para saber si ya partió y me dirá que ya y yo sólo le desearé toda la suerte del mundo y le recomendaré precaución y por dentro mi almaestará licuándose en un nada líquida que momentos después comenzará a escaparse de mi cuerpo para quedar regada por todos lados, y un tanto de esa alma me saldrá por los ojos y no me importará que la gente me vea llorar, como otras veces en el pasado no me importó. Aquellos días después de la navidad cuando en una calle me senté y lloré, no, no estaba ebrio, estaba con el corazón destrozado y la gente pasaba y me veía llorar mientras marcaba insistentemente un número en el que no me respondían.
O aquella otra vez, en la que lloré en un bus, y mientras lloraba miraba mi reflejo desfigurado en el cristal de la ventanilla y las lágrimas mojaban las hojas de la libreta que sostenía, porque mi frustración engendró entonces un poema que aún está por ahí, olvidado entre polvo y papeles viejos que no quiero tocar. Esas veces fueron las únicas que lloré en público y mostraba orgulloso mis lágrimas como si de heridas de un combate indescriptible se trataran. Las mostraba y me mostraba sobreviviente ante ellos, pero en mí se extinguía la débil flama de mi alma y mi frágil corazón se hacía pedazos y no soportaba ni el roce de la brisa.
Las otras veces he llorado en silencio, en la obscuridad de mi habitación, sin que nadie sepa que en mi cuello un nudo me asfixia. Así lloré a los nueve años cuando perdí la vida que sentía perfecta, y todo se volvió obscuro y agreste. Así lloré cada vez que mi madre lloraba, así he llorado con cada uno de los cachorros que me ha tocado ver morir. Quizás yo sea tan sólo un tipo ridículo, más cercano a lo cursi y patético que a lo serio y conmovedor ante los ojos de los demás, quizá ellos mismos consideren mi drama como una tragedia bufa y les cause risa hasta desternillarse y quedarse sin aire. Lo único que puedo decir es que soy humano y que nadie me dio nunca un manual que me dijera como serlo. Y entonces pienso que si me lo hubieran dado, lo humano no existiría y yo y todos seríamos tan solo tristes autómatas anhelando contar con un comando de autodestrucción y una función de suicidio liberador.
Nuestro suicidio de autómata sería tan simple como borrar nuestro disco duro y fundir nuestro procesador y nuestro cuerpo se quedaría ahí, con la cabeza ladeada, la boca entreabierta, los ojos apagados, las manos colgantes a nuestros costados y las lucecillas de nuestro cuerpo extinguiéndose una a una, lentamente, en un desvanecimiento imperceptible hasta que la obscuridad nos invadiera por entero.
Hace una hora comencé a escribir y algo del dolor se desvaneció, una que otra lágrima rodó por mi mejilla, de paso me di cuenta que mis abriles floridos o al menos insípidos, de un año para acá se ha convertido y para siempre, en abriles dolorosos; mientras pensaba esto, terminaba una de las mejores canciones del mejor (en mi humilde opinión) grupo de rock de la historia humana: Wish You Were Here, de Pink Floyd.
despedida

Wednesday, March 19, 2014

¿Y si me dieran una segunda oportunidad?

Entonces la canción me trae tantos recuerdos y me despierta tantos sentimientos que no puedo procesarlos por separado y me abruma la sensación de no saber que hacer y me invade el deseo de llorar.

Parece tonto pero es verdad. y me pregunto ‘¿y si se me diera una segunda oportunidad para volver a vivir mi vida?, ¿será que cometería los mismos errores? ¿será que los corregiría a tiempo?, ¿será que ni siquiera los cometería? No lo sé. Me detengo a pensar, mientras el reproductor comienza la nueva canción en el playlist, la voz del mismo hombre cantando con esa melancolía incierta en su voz.

Y entonces me doy cuenta de que no tengo la menor idea de quien podría darme una segunda oportunidad para vivir lo que he vivido desde que mi conciencia comenzó a trabajar en complicidad con mi memoria. Dios ya me dio la segunda e incluso la tercera. Antes de acabar mi primer años de vida morí por vez primera, aunque sólo morí por un instante, instante que duró hasta que el médico me revivió delante de los ojos llorosos de mi madre que no veían bien por tanta lágrima nublándole  la visión.

Volví al mundo y tuve mi segunda oportunidad y entonces…, unos meses después, mi alma se encaminaba hacia el mundo desde donde vino y todo volvió a pasar: mi mirada se había extraviado y mi respiración era cada vez más débil, mis ojos perdían el brillo de la vida y mi pulso se hacía imperceptible;  mi madre lloraba y las enfermeras del centro médico la veían con indiferencia mientras le pedían que fuera al hospital más próximo porque algún burócrata había decido que todo servicio se subcontratara en ese lugar.

Los minutos eran horas para ella y para mí no sé que habrán sido, nada puedo recordar de todo lo que pasó en el primer año y medio de mi vida. Cuando al fin logró llegar, el médico decidió revisarme y lo primero que se le ocurrió decir fue: “parece que está muerto”. Mi piel estaba azul y mis manos estaban frías. Me separaron de ella y comenzaron el proceso de resucitación. No sé cuánto fue, ni cómo fue, pero cuando la dejaron entrar y estar a mi lado, ellos  me habían colocado sobre una bolsa de agua caliente para que mis órganos no se dañaran por mi baja temperatura interna y habían puesto una sonda de oxígeno en mi nariz para que mi cerebro recibiera lo suficiente para no atrofiarse. Había muerto mi segunda vez, y Dios me estaba dando una tercera oportunidad para vivir.

No he vuelto a ir a un hospital en condición que amerite una resucitación más. Esta es la tercera vez en la Tierra y aún me pregunto: ¿estaré haciendo bien las cosas? ¿por qué mis equivocaciones son tan difíciles de perdonar por aquellos que las padecen?, ¿por qué no pueden ver que cuando son ellos los que me fallan y no se disculpan yo los perdono en el momento? Sí, claro que muestro mi enojo pero nunca he podido durar enojado más que un par de horas con la gente que de verdad me importa. La gente que no me importa ni representa nada para mí recibe tan sólo mi indiferencia, por que habría de darle a esta gente alguno de mis sentimientos cuando nuestros sentimientos “existen por” y “son para” los que forman parte de nuestra vida, ya de buena manera o de manera oscura y terrible. Ni siquiera puedo odiar a los que me odian. Lo intenté antes y no me resultó. Lo más que conseguí fue sentir incomodidad por la presencia de ellos pero nunca un tener sentimiento en el que les dedicara toda la maldad de la que es capaz el corazón de hombre que tengo en el pecho.

Me olvido bastante pronto del sentimiento amargo que los demás me hacen sufrir, no me olvido de la acción que causo ese sentimiento pero no porque haya decidido revivirlo una y otra vez, sino porque se me hace muy difícil y complicado sacar de mi memoria todo lo que voy viviendo. Quisiera que mi memoria fuera capaz de recordar mis contraseñas con la misma vehemencia que recuerda mis vivencias y los datos, nombres, fechas y detalles de lo que he leído por placer. Sigo recordando los hechos que me han causado dolor, pero al hacerlo es como estar viendo una película muda en blanco y negro, pues aunque los detalles están ahí, no me producen nada. hasta tengo, podría decir, la sensación de que todo me es ajeno a pesar de haber sido yo quien lo vivió. El único sentimiento que no puedo olvidar sino al cabo de muchos años es el de la culpa y el remordimiento de haber hecho sufrir a alguien que me quería como un amigo, me respetaba como un aliado y me tenía como parte de su vida.

day_and_night_escher

Mi tercera vez en el mundo, y no ha sido fácil, tal vez por eso mi tierna alma infantil desea volver a la seguridad del primer hogar. Segundas oportunidades no he tenido nunca en lo que respecta a mis congéneres humanos. De los amigos que he  tenido, a uno se lo llevó la vida muy lejos de mí, fue mi primer mejor amigo de verdad y luego de mudarme de localidad, no volví a verlo nunca más. Esos días infantiles los recuerdo con especial cariño porque el cambió en mí la relación que yo mantenía respecto de todo lo que había afuera de mí mismo. El cobarde e introvertido yo se convirtió en un niño normal. No me volví el más osado, ni el más intrépido, ni el más destacado, pero por lo menos la gente dejó de verme como un tímido semiautista desconectado del mundo real.

Cuando llegaba el recreo yo quería que nunca terminara para seguir hablando y jugando con él, porque entonces la maestra no nos arrojaba la almohadilla cargada con el polvo de la pizarra recién limpiada, aunque ahora que lo pienso, era sólo a mí que me la arrojaba siempre, aunque no hubiera sido yo el que iniciara el cuchicheo que manteníamos en la clase. J. D. se fue de mi vida antes de acabar la primera década de mi vida y nadie me dio una segunda oportunidad para que yo volviera a ser un niño normal. La nueva escuela me hizo volverme hacia mi interior con más fuerza que antes.

Luego de eso han pasado dos décadas más y tuve amigos, pocos pero tuve y todos ellos se fueron de mí, desvaneciéndose como si fuesen estatuas de talco que el viento fuerte disuelve de a poco hasta que no queda sino la base donde estuvieron colocadas. De todos ellos, solo de dos soy responsable de su partida y alejamiento. El primero, fue mi amigo en la nueva escuela, y la amistad terminó por lo que bien podría llamar “conducta infantil”, aunque no se podía esperar otra cosa, éramos niños aún. Fue ahí que aprendí que si alguien te cuenta algo que no es verdad, una mentirijilla sin la intención de dañar  —una común exageración de lo propio, un superlativismo personal, un simple bluff—, hay que asentir y poner cara de sorpresa, hay que masticarla pero no tragarla, pero nunca, nunca jamás hacérsela ver a quien la dice o tratar de rebatírsela. Después de todo, ¿qué serían nuestras narraciones personales son la sal y la pimienta que les agregamos al contarlas? Pasó el tiempo y tampoco tuve una segunda oportunidad de recuperar a un amigo.

El segundo, fue en esa tercera década en progreso de mi vida, que comúnmente llamamos la veintena, ¿por qué y cómo? aún no me queda claro en su totalidad el por qué y eso que he repasado todos los hechos más de un millar de veces en mi mente, calculando todas las probabilidades y escenarios alternos. El cómo, pues de una manera poco grata. Tampoco acá hubo una segunda oportunidad para la amistad. Volvió a hablarme, y eso es más de lo que esperaba recibir y estoy agradecido por eso; se me hace, sin embargo, inevitable pensar y preguntarme ¿y si me hubiese dado una segunda oportunidad de amistad?, y simplemente no tengo una respuesta.

Y entonces una sombra pasa frente a mi ventana y veo que ya casi amaneció, que han sido tocadas ya 38 canciones del mismo tipo británico, y me dispongo a dejarlo todo para dormir un momento y mientras hago esto pienso: ¿en lo que me falta de vida, cuántas segundas oportunidades más me serán negadas?, y prefiero pensar que esas segundas veces no serán necesarias porque la primera nunca se acabará. La obscuridad me envuelve y la voz del James Blunt empieza desvanecerse lentamente en los segundos que  quedan de madrugada diciendo una y otra vez: “… into the dark.”.

 

Tuesday, January 25, 2011

Coup de Grâce.

Algo que no ha dejado de rondarme por la cabeza desde hace mucho tiempo, es decir, desde que las redes sociales empezaron a cobrar auge y se hicieron populares sobretodo para muchos que desconocen su propio idioma y por lo mismo uno extranjero es ese pequeño apartado que dice: “Cita favorita”.
Todos los pubertos, o casi todos que no podemos generalizar –porque seguro habrá unos cuantitos que entiendan lo que esas dos palabras quieren decir en realidad– y muchos adultos jóvenes, de mediana edad y mayores, de la tercera, cuarta, quinta y demás edades colocan las estupideces más grandes en el campo a rellenar junto a esas dos palabras, demostrando que son unos enanos mentales en cuanto comprensión de la palabra escrita.

“CITA FAVORITA”: y uno puede hallar que alguien ha escrito: “CON MI NOVIO EN LA PLAYA Y MÚSICA ROMÁNTICA”, “CON MI CHAVA EN UNA DISCO”, “SOLOS TU Y YO”, “A MEDIA LUZ”. Con un demonio que esta gente no sabe lo que esas dos palabras significan.
El montón de retrasados mentales por elección propia, creen que les están preguntado cuales son sus preferencias para un encuentro sentimental, erótico o sexual con otro ser humano, (o del reino animal, que de todo hay en este mundo) cuando no es así. Si estos enanitos mentales de grandes aspiraciones amorosas vieran la versión de esas dos palabras en otro idioma talvez entendieran de que se trata. Algunos lo han hecho y han corrido a su diccionario Inglés-Español/Español-Inglés y se han quedado igual porque desconocen su propia lengua, triste pero cierto.

“CITA”, es una palabra con tres significados principales:
1- Encuentro o reunión fijada entre dos o más personas para diversos fines no sentimentales, en un lugar determinado y a una hora acordada. (appointment en inglés)
2- Encuentro o reunión con fines sentimentales, amorosos o sexuales, generalmente entre dos personas. A veces tres si se trata de un ménage à trois, o más si se es promiscuo. También fijado de antemano el lugar y la hora. (date en inglés)
3- Mención que se hace de lo dicho u escrito por otra persona, de manera textual y acreditándosela a su autor original y si la hay, la obra donde aparece, pues de otra manera se incurre en el delito de plagio. (quote en inglés)

“CITA FAVORITA” = “FAVORITE QUOTE”, es decir mencionar una frase famosa, por ejemplo.
“Anda la osa” Homero Simpson.
“Yo no fui” Bart Simpson.
“Que le corten la cabeza” La reina de corazones de Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll)
O algo más elevado...
“El respeto al derecho ajeno, es la paz” Benito Juárez.
“Alea iacta est” (La suerte esta echada) Julio César cuando marchaba a Roma para asumir el control supremo del gobierno y ser el primer gobernante máximo del imperio romano.
“Lo bueno si breve, dos veces bueno” Baltasar Gracián.
“Sólo sé que nada sé” Sócrates
“Pienso, luego soy” René Descartes

Etc., ¿qué escribiste tú?, ¿qué escribiste vos?, ¿qué escribió usted? En el campo a rellenar junto a las dos palabritas esas: “CITA FAVORITA”

Tuesday, August 03, 2010

El periodista y la responsabilidad profesional

Y es que ser periodista implica más que solo recibir la información de la fuente, pro-cesarla y transmitirla al público. Ser periodista implica tener presente que la credibili-dad personal y profesional están ligadas de manera tan intrínseca, que disolver ese vínculo es sólo posible abandonando ya sea la vida privada o el ejercicio de la profe-sión. Algo bastante difícil para quien el ejercicio del periodismo es su vida misma.
Recientemente en una conferencia de carácter formativo, el periodista, y politólogo, Stephen Coon, daba valiosas lecciones sobre responsabilidad profesional, las cuales, por supuesto, no fueron dichas con palabras que cualquiera en ese momento pudiera captar y más tarde olvidar.
Las lecciones vinieron durante la conferencia que versaba sobre la cobertura pe-riodística en una campaña electoral. Fue durante una pregunta que alguien hizo al conferencista para conocer su opinión personal sobre la utilización de las redes sociales en la web que vino la primera lección en una advertencia-ejemplo: ”hace poco una periodista fue despedida, por expresar su opinión personal en una de las redes sociales,” dijo Coon “opinión expresada como individuo y no como profesional, lo que nos hace recordar que el periodista en su calidad de personaje público no tiene vida privada y todo lo que diga o haga en su tiempo libre repercutirá en su vida profesional”.
Por lo mismo es de entender que los que aman su intimidad de manera extrema no sirven para este oficio. La segunda lección vino sin quererlo, cuando al final del evento en el tiempo de preguntas y respuestas uno de los estudiantes gritó: “finish” a lo que Coon respondió: “¿Quién dijo eso?”, y ante la renuencia total del público a delatar al culpable, Coon preguntó: “¿Es usted un cobarde?”, eso, unido al silencio casi general y a los susurros casi palpables que parecían más oprobiosos que la pregunta bastaron para que el estudiante se levantara y dijera: “yo fui”. Coon respondió con una broma: “Señor, déjeme decirle que yo conozco a su familia” lo que hizo reír a los concurrentes.
Acá estuvo la segunda lección, pero creo que muy pocos la entendieron y ésta es: El periodista, por ética profesional, debe dar la cara y el nombre y no como lapidario anónimo, lanzar la piedra desde la multitud y esconder la mano. Lo que nos lleva a considerar que antes de hacer un comentario o pregunta se debe pensar muy bien lo que se dirá o preguntará para evitar caer en laberínticas salidas explicatorias o enre-darse en la interrogante y no obtener por ello la respuesta. Sea como fuere las dos lec-ciones se resumen en una sola palabra que no sólo atañe a los periodistas en particu-lar sino a todos los profesionales de todos los campos del actuar humano y ésta es: Responsabilidad. Simple y sencillamente: RESPONSABILIDAD.

Saturday, January 17, 2009

Tengo mucho tiempo de no escribir absolutamente nada para la blog. Es más, ni siquiera la he revisado. Pero ahora me parece memorable lo que me esta sucediendo, y claro que lo es, puesto que al fin regresé a las aulas.

Después de largos años sin decidirme a regresar a las aulas, (8 para ser exacto) al fin decidí volver. Digo volver, no porque antes hubiera estado en esas aulas, no, de ninguna manera, lo digo de manera general. Estas aulas son nuevas para mí.

No se puede evitar tener miedo, el miedo al primer contacto, pero si tomamos en cuenta, que yo tengo por lo menos 4 años más de edad que el promedio de la población estudiantil, el hecho de tener miedo parece ridículo.

Algunas veces en mis adentros, escucho a las señoritas hablando de manera tan cursi, que se me olvida que estoy en una universidad y me siento en algo semejante a un jardín de niños, donde de un momento a otro saltarán los siempre nauseabundos TELETUBBIES (No sé si se escribe así, realmente no me importa como se escribe), y por la puerta entrará ese ridículo y detestable ELMO (El muñeco rojo o azul, creo que eso dependerá de si padeces o no, daltonismo). Porque es muy probable que en estos pasillos y patios del campus, ande caminando un Elmo real, que a lo mejor es un buen estudiante o uno pésimo, talvez sea un ladronzuelo en busca de victimas, el asunto importante es que tuvo unos padres tan insensibles y crueles que lo bautizaron con un nombre estúpido.

Otras veces me asusta el que esos cuatro años te hagan más mañoso, por decirlo de alguna manera, pues cuando alguien hace un comentario en doble sentido, no puedo evitar la risa, a lo que algunas caras expresan perplejidad, como si me dijera: «Loco, te estás riendo solo». Algunos pocos se ríen también, lo que hace muchos se rían, no porque hayan descifrado el mensaje oculto, sino porque la risa es contagiosa.

¿Soy más maduro que ellos? Difícil de responder, porque si bien esos cuatro años me favorecen respecto a experiencias, debo tener presente que algunos viven más experiencias que otros en un solo día. Por ejemplo conocí a un muchacho hace mucho tiempo con el cual discutimos sobre la vida, los eventos y demás situaciones cotidianas. Debo decir que yo soy casi 7 años mayor que él, pero cuando comenzó a relatarme lo que había sido de su vida a partir de los catorce hacia los diecisiete, no pude sino quedarme con la boca abierta. De riesgo en riesgo, de aventura en aventura. Todo un Indiana Jones urbano. Cuando me pregunto acerca de mi fascinante vida, solo acerté a decir: Tranquila, completamente tranquila.

Lo que puedo decir, es que estoy consciente de lo que cuesta ganarse la vida, quizás ellos más, quizás no. Uno de ellos me da la impresión de estar desaprovechando la oportunidad que se le brinda de estar en las aulas, su manera de ser, más que desenfadada es indolente y perezosa.

También puedo decir que mis sueños ya no son tan fantasiosos, ya sé que soñar es bueno, pero que se debe tener los pies sobre la tierra, no quiero que me pase lo que a Johnny Rockfort, quien termina diciendo: «J’ai jamais eu les pieds sur terre, j’aimerais mieux être un oiseau... »

Y como Peter Griffin dice: “That really grinds my gears” Lo que realmente me choca es, que las muchachitas estén apartando lugares para un montón de zánganos que llegan temprano y que luego deciden ir, quien sabe sabea a donde demonios y luego no se aparecen en las siguientes dos horas, mientras que un montón de personas deseosas de aprender deben permanecer de pie o en el suelo, porque no tienen un lugar. Es evidente que estos que llegan tarde, son trabajadores, lo se por los uniformes de restaurantes de comida rápida, de bancos, de estaciones de servicio, etc.

La clase no es una camioneta de pueblo donde pones tu sombrero o tu manta para apartar el lugar y ¡Ay! De aquel que decida quitarlo. Si llegan a la universidad para hacer cualquier otra cosa que no sea estudiar, que se vayan con todo y sus bártulos. Pero no, la fulanita le aparta el lugar a la menganita porque todos los demás son unos chusmas corrientes que no hablan como nosotras que venimos de un cole privado. Inmadurez, triste y expandida inmadurez, que según algunos se debe a la sobreprotección paterna, la cual estimula que se desarrolle en toda esta nueva generación el Síndrome de Peter Pan. Sea el tal o no, That really grinds my gears.

Tuesday, October 02, 2007

El tiempo pasa de una manera implacable y tan rápida que se hace difícil diferenciar un mes de una semana, y un día de un año.

Hace un año estaba tratando de dar mi máximo esfuerzo para alcanzar aquello que quiero y por mi descuido perdí, si llegue 24 horas tarde a la cita importante que me hubiera permitido estar nuevamente bogando en el mundo de los cuadernos y de los libros. Una hora tarde, es algo desagradable y lamentable, pero 24 es algo asi como que ser demasiado tonto.

Peor juro que esta vez no se me escapa de las manos. Et sur ma nouvelle rendez-vous, il me rends nerveux.

Es la hora de luchar a ganar o morir en este asunto, no me importa el tiempo que deba invertir, pero por lo menos el umbral de las puertas deberé atravesar esta vez, no importa cuanto llegue a caminar ya adentro, lo importante ahora es entrar.

Friday, May 18, 2007

Algunas veces tengo el deseo de llorar como un demente, sobre todo cuando la tristeza de apodera de mi corazón, aunque debería decir angustia indecible mas que tristeza.

Es como un sentimiento ahogado que se queda atravesado en mi garganta, al punto que me causa un dolor de ser, un dolor de existir como no nunca antes sentí.

Hace tiempo que vengo leyendo el blog de un chico francés, porque ahí están expresados muchos de los sentimientos de su creador. He de confesar que casi nunca me gustan las canciones extranjeras ni las nacionales, que escuchan muchas personas. Sin embargo, de este chico conocí unas cuantas canciones cuya letra tiene algo de melancólico y algo de nostálgico que no podría expresar, pero, es necesario escuchar la música para comprender que estas dos emociones son más que reales. La música se aúna a la letra, de tal manera que no derramar una lagrima, es muestra de apatía total en nuestras vidas.

Viajar es vivir, dice un dicho popular, quizás sea una justificación más, para recorrer los caminos que se muestran ante nuestros ojos; quizá alguien diga que es la excusa de algunos otros para escapar de su innegable realidad, pero, quien dice que estamos obligados a atarnos a una realidad, si podemos escapar de ella sin dañar a los otros. No existe más daño hacia los otros que atarnos a nosotros mismos a una realidad que no queremos y que no debemos soportar si podemos evitarla.

Sin embargo, un sabio de oriente dijo alguna vez, “Dichoso es el hombre que viaja, pero más dichoso el que conoce sin viajar”. Ahora sé que es cierto, pues he conocido a tanta gente de tantos lugares, y de cada uno he tomado algo. De aquellos que me conocen, como de aquellos que no me conocen. Negarse a conocer las posibilidades pudiendo hacerlo, es un delito cometido contra la integridad del intelecto personal.

He aprendido a amar la música, pero no cualquier música, sino la música con personalidad, la música que persuade, la música que seduce, la música que hace llorar, la música que besa el alma como las alas de la mariposa besan el viento perfumado. Mi alma es el viento en el que miles de mariposas deslizan sus alas ligeras y transparentes.

Hoy mi madre ha traído unas rosas a casa,

No son de esas rosas de un color sólido, sino de esas que tienen bordes de un color diferente. Hace tanto tiempo que no tenía una rosa en mis manos, que había olvidado su suave textura y la delicadeza del alma de las flores.

Debo confesarlo, las rosas son mi debilidad, como los libros y el olor de un buen vino. Los vinos son como los libros, todo buen vino debe contar una buena historia, y como los libros debe ser saboreado de manera lenta y delicada. A su vez, los libros son como las rosas, cada hoja es un pétalo, y los caminos que forman las letras, son las venas vegetales que hay en él.

Una de las canciones que me fascina por el misticismo que infunde, quizás sea el ritmo o simplemente el conjunto de los instrumentos y las voces conjugados lo que le da un toque de irrealidad y magia, es: “Ask the mountains” de Enya que justamente escucho en este momento. Es la media noche y treinta minutos, y casi siento que mi mente se va a otros lugares que están fuera del alcance de la comprensión de mi consciente.

Me encantan las rosas, amo las rosas desde muy pequeño, las rosas silvestres y las rosas cultivadas con diseño. Hace tiempo guardé unas botellas de vino, de vidrio verde, me gustan este tipo de botellas, desde pequeño gustaba de imaginar que los fragmentos de estas botellas eran esmeraldas que podía guardar para mí. Me pasaba la mañana entera colocando los fragmentos entre mis ojos y el sol. La luz verde causaba en mí, un sentimiento de alejamiento del plano terrenal y habría una puerta a mi mente al mundo de la fantasía lejana.

Creía que si alguien pudiese fundir todas las botellas del mundo juntas, ese alguien hubiese podido hacer una esmeralda gigante para mí.

Lo mismo me pasa con las botellas azules, la luz verde y la luz azul tienen un efecto gratificante en mi conciencia y en mis sentimientos. Siento algo semejante a un escalofrío en mi cerebelo cuando mis ojos son inundados por los destellos y las ondas de la luz verde o azul. Es una experiencia que no se como describir.

Pues bien, he puesto las rosas en las dos botellas verdes, las cuales he usado a manera de floreros, no me importa que alguien piense que mi forma de proceder es tonta, o que piensen que es algo descabellado hacer lo que hice. Es solo que mi alma necesitaba hacerlo.